Ella está y crea en un espacio donde transitan la afrodiáspora, la danza y la investigación. La jovencita de La Trapatiesta, el Grupo de Danza y Música Popular Tradicional creado en los 90, en la Universidad Central de Venezuela (UCV) ahora es la directora artística del montaje “Memorias Danzadas. Voces Ancestrales de Mujeres Negras” que recrea historias y sentires de las mujeres esclavizadas del siglo XVIII. El estreno será una función foro el jueves 29 de septiembre en el Centro Cultural Parque Central, a las 5 de la tarde.
Fotografía: Franklin Perozo @perozofranklin
Meyby Soraya Ugueto Ponce nació en la parroquia San Juan, en la Maternidad Concepción Palacios, en Caracas, el 17 de abril de 1977, es la nieta de Ana Santiaga Ponce, oriunda de Curiepe. Meyby es descendiente de este pueblo fundado por negros libres y desde allí parte su investigación, activismo, creación, danza y arte.
A la investigadora afrovenezolana le interesan las poblaciones afrodiaspóricas. Se pregunta cómo el arte puede ser una vía de reflexión-transformación de los imaginarios que se tienen de la diáspora afro y de qué manera el arte puede contribuir a erradicar el racismo y el endorracismo en las sociedades.
La niña de Zaida Ponce. La sobrina mimada de Nuris Ponce. La mamá de Ismael. Desarrolla su línea de investigación: “Imaginarios, discursos y subjetividades entre arte, cultura y poder en poblaciones afrodiaspóricas” en el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC).
Meyby Ugueto (IG: @curiepelasabana) dialogó sobre su montaje, su activismo antirracista, su creación transformadora y sus sueños.
Curiepe es la fuente de casi todo lo que hago. Un pueblo fundado por negros libres
María Mercedes Cobo (MMC) ¿De dónde viene su investigación, artivismo y creación afro/negra?
Curiepe es la fuente de casi todo lo que hago. La fuerza cultural de este pueblo fundado por negros libres, traducida inicialmente por mi abuela, mi tía y mi mamá han sido la base de todo mi trabajo. Cada una, a su manera, me enseñó el orgullo de ser negra y la reivindicación de esta condición, sobre todo ante las acciones racistas que aparecen cotidianamente.
Mi papá también fue vital, con una orientación clara de izquierda, me ayudó a que concientizara estos momentos violentos de discriminación. Al salir de la Escuela de Psicología de la UCV me di cuenta que no podía responder a preguntas estructurales sobre las poblaciones negras en Venezuela, desde el universalismo que predominaba en la formación sobre “el hombre y su psique”, así que me fui a hacer un Doctorado en el IVIC y centré mi estudio en Curiepe.
En el área artística debo decir que la experiencia en la Agrupación de Danza y Música Popular Tradicional Venezolana La Trapatiesta en la UCV, durante los años de estudio en psicología fue neurálgica. Una escuela en todo el sentido de la palabra, donde pude recorrer el país desde la mirada del movimiento, de la danza y la música. Comprender la riqueza gestual venezolana y en especial la afrovenezolana fue un privilegio.
Dentro del proceso de formación de la Trapatiesta, que fue muy rico, variado y heterogéneo, conocimos la danza contemporánea de expresión africana de la mano de Carmen Ortíz. Esto, sin duda, marcó mi manera de ver y aproximarme a la danza fuera del ámbito tradicional. Aunque era muy difícil para mí, y aún sigue siéndolo, sentía muchas conexiones afectivas y expresivas que disfruté aprender. Hoy todo eso y más, aparece muy fuerte, como una necesidad expresiva, con miras a experimentarlo como lenguaje para contar historias de la diáspora afro.
MMC: ¿Cómo llega a la literatura afrocaribeña?
Recuerdo los años de mi investigación doctoral sobre el caso Curiepe desde documentos de primera y segunda fuente. En especial, el libro del historiador Lucas Guillermo Castillo Lara, quien hace, a mi juicio, un excelente estudio de actores, un abordaje antropológico del hecho histórico más allá de la descripción cronológica de los acontecimientos. En ese recorrido, yo no podía creer que estábamos ganando los negros, que la fundación del pueblo de Curiepe iba a ser un hecho por parte de Juan del Rosario Blanco y sus compañeros. Es decir, esa historia no se parecía en nada a la de pasividad que una aprende en la escuela y que desde luego ni se habla en la universidad.
Luego, Franklin Perozo, mi esposo, quien siempre me acompaña y estimula en mis proyectos, me regaló el libro de Ana Teresa Torres, “Doña Inés contra el Olvido”, novela que ficciona este hecho fundacional, pero, visto desde la mirada y el sentir de la mantuana a quién las y los ancestros de los curieperos actuales, le quitan lo que ella considera sus tierras. Fue una forma maravillosa de comprender la violencia patriarcal y la condición étnico-racial funcionando en dos vertientes distintas, mujeres blancas y mujeres negras, oprimidas de formas diferentes, pero de forma jerarquizada. Este fue el encuentro con un género que me apasionó desde ese primer momento, la novela intrahistórica y autobiográfica afrocaribeña. Después siguió Michel Ascencio, Maryse Condé, Tony Morrinson y Fabienne Kanor.
MMC: ¿Cómo llega a investigar los momentos de las mujeres africanas traídas a América? ¿De dónde viene todo este proyecto?
Viene de la docencia y de la danza al mismo tiempo, conjugado a través de una estudiante de posgrado en historia y también bailarina, quien conocía de mi trabajo tanto académico como artístico. Natasha García Riveiro @lascosasqueguardo es la responsable de mi inclinación hacia la perspectiva de género de mi trabajo, que había estado hasta ese momento centrado en los procesos de búsqueda, recuperación y mantenimiento de la libertad de poblaciones afrodescendientes en general. Natasha acude al IVIC con la pregunta sobre la posibilidad de encontrar evidencia documental y etnográfica sobre procedimientos de reproducción coercitiva de mujeres esclavizadas en el siglo XVIII. Sus indagaciones previas en el Pueblo de la Sabana, uno de mis pueblos vientre, le conducían al ahora Estado La Guaira, porque según algunos testimonios que había logrado recopilar de abuelas del pueblo, pudo haber existido un lugar con esa función durante la época colonial allí en la costa.
Eso nos llevó a una serie de actividades, entre ellas búsquedas de autoras venezolanas que abordaran el estudio de la esclavitud femenina como Inés Quintero, Dora Dávila Mendoza y Evelyne Laurent-Perrault. También participamos en un simposio para analizar la exposición denominada “Retratos Creoles III” de la Barbadense-Canadiense Joscelyn Gadner. Eso fue en el contexto de la II Bienal del Sur de Caracas en 2017, donde conversamos también con Casimira Monasterio, diputada afro, especialista en estética, sobre la narrativa plástica que Gadner desarrolla sobre la esclavitud y la resistencia de mujeres, alrededor de la interrupción del embarazo.
Memorias Danzadas nos introduce en el mundo sensible de mujeres esclavizadas en el siglo XVIII.
MMC: ¿De qué se trata la pieza Memorias Danzadas? ¿Es teatro? ¿Es danza? ¿Es danza y teatro a la vez?
Debo partir de mi experiencia. En La Trapatiesta siempre aprendimos a indagar y a buscar los elementos necesarios para poder decir, lo que los coreógrafos necesitaban expresar y lo que la tradición ameritaba. Recuerdo procesos intensos donde aprendimos diferentes técnicas de danza y de otras disciplinas, como el yoga, danza contemporánea, danza contemporánea de expresión africana, danzas afroperuanas, la técnica de Jerzy Grotowski, dicción, entrenamiento físico de alto nivel, canto, ejecución de instrumentos de percusión afrovenezolana, percusión afrolatina, instrumentos melódicos como el cuatro, etc.
Recuerdo las salidas de campo donde participamos en la construcción de los altares de los santos a las comunidades donde íbamos, la confección de la Cruz de mayo, las máscaras de La Zaragoza, etc. En fin, en La Trapatiesta nos enseñaron a pensarnos como artistas integrales. Memorias Danzadas es un fruto de La Trapatiesta. Es por eso que no sólo se basó en la danza, sino que echó mano de la palabra, la poesía, la improvisación, la pintura y el bordado, para introducirnos en el mundo sensible de mujeres que estuvieron sometidas a la sujeción durante el siglo XVIII.
MMC: ¿Cuáles son las referencias teóricas y literarias que toma la pieza Memorias Danzadas?
Yo concibo este trabajo como un proceso largo, profundo, académico y personal, no sólo para mí como directora sino para las y los intérpretes. Tiene además un interés claro hacia combatir el racismo y endorracismo desde la implicación misma del elenco en el estudio de la esclavitud femenina. Eso nos hizo revisar literatura antropológica sobre la trata trasatlántica, sobre los procesos de resistencia y de reconstrucción cultural afrodiaspórica. Puedo nombrar a Edouard Glissant, Federico Brito Figueroa, Miguel Acosta Saignes; etc.
Revisamos textos sobre la esclavitud femenina, casos de resistencia agenciados por estas mujeres desde suicidios, homicidios, rebeliones, petición de derechos, aborto, huidas, etc. Inés Quintero, Dora Dávila Mendoza, y Evelyne Laurent-Perrault fueron nuestras primeras referencias en este punto.
Fotografía: Franklin Perozo @perozofranklin
Pero también revisamos estos temas desde la mirada artística, no sólo literaria, lo hicimos desde el discurso plástico de Joscelyn Gadner; desde los grabados del siglo XVIII que existen; desde el discurso cinematográfico de Luis Alberto Lamata con “Azú”; “La última Cena” de Tomás Gutierrez Alea; “Amistad” de Steven Spielberg. La música de Bob Marley, los ritmos afrocaribeños como el guaguancó, la guaracha, la salsa, desde la música del Grupo Madera. La poesía también nos acompañó, Robert Hayden, Derek Walcott, Georgina Herrera, Nancy Morejón; la literatura autobiográfica femenina afrocaribeña de Fabienne Kanor con Humus, la cual posee mucho peso en el hilo dramático de la pieza; “Yo Tituba, Bruja Negra de Salem” de Maryse Condé, y “Amargo y Dulzón” de Michael Ascencio.
MMC: Descríbame su elenco. ¿Cuánto tiempo ha durado el montaje?
Actualmente, en este proyecto participamos intérpretes en danza tradicional venezolana, intérpretes de danza contemporánea y percusionistas de ritmos africanos y afrodescendientes. Es un equipo de trabajo que se diversifica en las áreas de formación, dirección escénica, danza, teatro, diseño gráfico, producción, fotografía, comunicación y transmedia. Somos alrededor de 25 personas empujando este proyecto. Este proceso inició en 2019 y estaba pensado para estrenarse en marzo 2022; pero la COVID-19 nos encerró a todxs. Así que retomamos ese proceso en abril de este año. Actualmente el equipo es el siguiente:
Entre las intérpretes están Alexaida Noguera @alexaidanoguera; Coro Ortiz @coroortizfranquiz; Jaheli Fuenmayor @lobuenodeestar; Judith Rudas @juelruca.tuterapeuta; Marinera Matos @psimarinera y yo Meyby Ugueto-Ponce @curiepelasabana que también participo en ladirección del montaje. Jessica Sosa @Jessicasosaber y Merlyn Pirela @merlynpirela, además de bailarinas de la pieza participan como músicxs del espectáculo, conjuntamente con Arquímedes Blanco Chocolate @choconuco; Dionis Bahamonde @bib_percussion75; Gonzalo Martínez @mgonzalodejesus; Ivonne Thompson @ivonia27; Kharol Guilarte @kharolguilarte;
Victor Alexandre @victor_alexandre_i y Victoria Gutiérrez @Viky.wonder. En el caso de Melibai Ocanto @meliaocanto, ella tiene múltiple participación en Memorias Danzadas, como interprete, músico, apoyo coreográfico y diseño y confección del vestuario. En este ultimo rol, la acompañan como asistentes Kaustky Garcia @kau_stky; Fidelina Manzo y Coro Ortiz @coroortizfranquiz. En la dirección fotográfica y la iluminación está Franklin Perozo @perozofranklin; Valentina Curcó @laotravalentina en el diseño gráfico; Patricia Franco @sesshamoon y Britney Rujano @britnyrujano_ en el diseño de página web; Merquis Salamanca @merquiscorina en la realización audiovisual y el manejo de redes sociales. En la dirección de medios está María Mercedes Cobo @afromechita y finalmente en el área de la estética nos acompaña Jeaysel Ríos @jeaysel.
Fotografía: Franklin Perozo @perozofranklin
MMC: ¿Cómo se sostienen? ¿Tienen previsto solicitar algún tipo de financiamiento?
Todo es autofinanciado, basado en el apoyo entre nosotras y nosotros, y basado en las alianzas con agrupaciones amigas e individualidades. Desde el alquiler del espacio para los ensayos, trabajo de campo, hasta los honorarios profesionales de docentes, músicos, fotógrafos, diseñadores, vestuaristas, quienes han aceptado participar sin pago monetario concreto. En este sentido, tenemos habilitado un botón para “donar” en nuestro sitio web https://proyectotramas2018.wixsite.com/meybysoraya/tramadanza de modo que nos permita atender aspectos de la producción, logística y movilidad para poder llegar con éxito al estreno.
Nombrarlas y corporizarlas danzando sus historias
Háblenos de la presentación y el lugar. ¿La entrada tendrá un costo?
La presentación será el jueves 29 de septiembre, a las 5:00 pm en el Centro Cultural Parque Central. Aprovechamos y extendemos nuestro agradecimiento a Marcela Lunar y a Miguel Herrera, del Centro Cultural, ya que sabemos que será un escenario propicio para nuestro trabajo. Se trata de una función foro donde además de ver la pieza, estaremos conversando con maestras de danza y teatro sobre el discurso de la mujer afro en las artes escénicas en el país.
Grandes maestras de la danza y el teatro como Casimira Monasterio, Flor Márquez Ugueto, Gloria Núñez, Betty Mendoza, Jericó Montilla, Yermi Martínez y Marinera Matos compartirán sus reflexiones y experiencias con nosotros y nosotras. La inversión son 5$ la entrada, pueden comprarla desde ya en las taquillas del teatro, escribiéndonos a nuestras redes sociales: Instagram: @memoriasdanzadas2022, a nuestro correo electrónico memoriasdanzadas@gmail.com o al siguiente chat de WhatsApp: 04169135113.
MMC: ¿Después de este estreno, qué pasará con Memorias Danzadas?
Memorias Danzadas tiene proyectado un componente pedagógico a desarrollarse en comunidades que deseen estudiar la esclavitud femenina desde el arte como vía de comprensión y de transformación. Memorias Danzadas es parte de la línea de investigación que desarrollo en el IVIC llamada “Imaginarios, discursos y subjetividades entre arte, cultura y poder en poblaciones afrodiaspóricas”. Así que las presentaciones más que el fin, parecen el inicio de un camino heurístico interesante. Además, esperamos seguir profundizando el trabajo, siempre es mejorable.
MMC: ¿Qué camino quiere seguir recorriendo después de esta presentación?
Mi sueño es poder convertir el espacio de la danza en el escenario de investigación-acción-transformación desde donde parta mi trabajo posdoctoral. La obra de arte posee una poderosa capacidad de enunciar el mundo que rodea y a sus creadores; al asumir el lugar de enunciación y al mismo tiempo las distintas interseccionalidades que constituyen a una persona (raza, género, clase, nacionalidad, religión, estatus migratorio, etc.), podemos comprender los imaginarios que subyacen a una cultura. A mí me interesan las poblaciones afrodiaspórica.
Entonces, yo me pregunto ¿cómo el arte puede ser una vía de reflexión-transformación de los imaginarios que poseemos sobre la diáspora afro? y ¿de qué manera el arte puede contribuir a construir subjetividades políticas que coadyuven a trascender el racismo y el endorracismo en nuestras sociedades? Ese es el camino que quiero recorrer después… El cuerpo y la performatividad constituyen un repertorio de memorias corporales y narrativas subjetivas que vale la pena profundizar más allá de la perspectiva folclorizada que ha predominado, y más bien atender el valor político, fundamentalmente antirracista, que posee.
MMC: ¿Cuál es la esencia del mensaje que trae la pieza? Tomando en cuenta que en el país no abunda la creación y el arte que visibiliza los momentos/historia de las mujeres africanas traídas a América para ser esclavizadas.
El mensaje es la humanización de africanas y sus descendientes al poder preguntarles quiénes eran, cuáles eran sus motivaciones, deseos, luchas, tristezas, alegrías… En fin, nombrarlas y corporizarlas danzando sus historias.
Para finalizar, porque es muy importante para mí, quiero agradecer muy especialmente a personas e instituciones que han apoyado este proyecto: al Centro Cultural Parque Central en las figuras de Marcela Lunar y Miguel Herrera; la Compañía Nacional de Danza, especialmente a Romny Istúriz, Gioer Bolaños (Gio) y el personal de seguridad de la Compañía. A Stalin Rodríguez quien fue un gran apoyo colaborando con la Sala de Teatro Lola Ferrer en los primeros meses de retoma del proyecto; a Coreoarte; la Universidad Nacional Experimental de las Artes (UNEARTE); La Trapatiesta UCV; Mujer Tambor y Grupo Herencia. A personas en especia que creen es nosotras y nosotros como Ángela Marino; Sandra Angeleri; Evelyne Lauren-Perrault; Rupert Vásquez; Jhonny Hernández; Beatriz Aiffil; Brian Landaeta; Casimira Monasterio; Flor Márquez Ugueto; Gloria Núñez; Betty Mendoza; Carmen Ortíz; Jericó Montilla, Yermi Martínez, entre muchas otras personas.
Fotografía: Merquis Salamanca @afropostales
Fotografía: Franklin Perozo @perozofranklin
Por: María Mercedes Cobo. Periodista. Investigadora afrofeminista. IG: @afromechita
Fotos: Franklin Perozo IG:@perozofranklin y Merquis Corina Salamanca IG: @afropostales
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